La gente de Peñarol ya palpita la noche que se viene en Liniers: hizo ruido en el Obelisco, cantó y colgó banderas. Por un rato el centro se tiñó de aurinegro.
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Tarde gris en Buenos Aires, fresca, con pinta de lluvia. Se viene una noche de Libertadores, una noche de fútbol en Liniers. Con Vélez que busca dar vuelta el 0-1 de Uruguay y con Peñarol que quiere ser finalista (espera el Santos de Brasil, que eliminó a Cerro Porteño) después de muchos años, desde el 87 que no lo logra. Y los hinchas del Manya ya cruzaron el charco y empezaron a hacer ruido en un símbolo porteño: en el Obelisco, nada menos, como había pasado con Nacional cuando vino a enfrentar a Argentinos.
Tarde gris en Buenos Aires, fresca, con pinta de lluvia. Se viene una noche de Libertadores, una noche de fútbol en Liniers. Con Vélez que busca dar vuelta el 0-1 de Uruguay y con Peñarol que quiere ser finalista (espera el Santos de Brasil, que eliminó a Cerro Porteño) después de muchos años, desde el 87 que no lo logra. Y los hinchas del Manya ya cruzaron el charco y empezaron a hacer ruido en un símbolo porteño: en el Obelisco, nada menos, como había pasado con Nacional cuando vino a enfrentar a Argentinos.
Con entradas agotadas, los fanas de Peñarol se instalaron desde la tarde en la Plaza de la República. Y cantaron, y se tomaron algunas birras de más, también. Y colgaron banderas como si fuera una cancha, como si ya estuvieran en Liniers. Así comenzaron a ponerle color a lo que será una gran noche de Copa, en la que van a bancar a su equipo en Liniers. Por un rato, el centro de la ciudad se tiñó de aurinegro.(ole.com.ar)