Pep Guardiola hace cambios en el FC Barcelona después de ganar un nuevo título

El futuro de los fichajes del Barça pasa por la vuelta de Cesc, pero los 40 millones de su cláusula y la negativa de Wenger no lo pone fácil.

En 2009 echó a Eto'o con el triplete y en 2010 despidió a Ibrahimovic con la Liga, pero ahora no peligra Villa.

El décimo título de la 'era Pep Guardiola', la segunda Liga de Campeones en solo tres temporadas, no es sinónimo de inmovilismo en el FC Barcelona. Al contrario. La experiencia indica que se avecinan cambios. El técnico azulgrana, alabado por todo el mundo por su apuesta futbolística, también se ha caracterizado desde que llegó al banquillo azulgrana por tener mano dura para tomar decisiones por impopulares que sean. El de Santpedor es un defensor de la teoría de 'renovarse o morir', quizás un eslogan demasiado dramático para el mundo del fútbol, pero válido desde un punto de vista deportivo.

Nada más aterrizar en el cargo en julio de 2008 puso una cruz a Ronaldinho, Deco y Eto'o, a quien luego recuperó para completar la campaña del triplete. Hasta ahí todo normal, pues los dos primeros ya habían iniciado su decandencia futbolística y el camerunés era todavía muy válido para arrancar con fuerza el proyecto. Pero en el verano de 2009 no le tembló el pulso para echar a Eto'o y fichar a Ibrahimovic.

Lo hizo con el respaldo de los resultados porque en caso contrario su decisión hubiese supuesto un cisma total en el barcelonismo. Un año después, en 2010, se repitió la historia con el internacional sueco, a quien se despidió por la puerta de atrás para dar entrada a Villa pese a que sus números habían convencido a la mayoría. La Liga ganada en la temporada 2009-10 y haber llegado a semifinales de la Liga de Campeones también le ayudó a que nadie le discutiera una operación económica tan desastrosa, pues con 'Ibra' se perdió dinero y el 'Guaje' costó 40 millones.

Y por una regla de tres, si se repitiera una situación similar, Villa debería estar temblando. Pero precisamente él ha sido la diferencia y el ejemplo que dio Guardiola en la sala de prensa de Wembley. El delantero asturiano ha sabido domar el ego que todo goleador tiene para ponerse al servicio del mejor jugador del mundo: Leo Messi. Parece sencillo, pero no lo es.

Eto'o no lo entendió y mucho menos Ibrahimovic. El máximo goleador en la historia de la selección española tiró de humildad para caer a las bandas, arrastrar rivales, abrir huecos y presionar a la defensa rival, todo para que el número uno del planeta pudiera desarrollar su mejor fútbol. Y el deporte fue justo con el 'Guaje', que sentenció la final de Wembley con un golazo que le recompensó por muchos días sin tantos repletos de críticas. Lo expresó Guardiola de forma definitiva: «Messi es el mejor jugador del mundo y espero que la directiva sepa rodearle de jugadores que le ayuden».

El mensaje está claro. Fichar al 'Kun' Agüero es muy tentador ahora que se ha colocado por
iniciativa propia en el mercado, lanzar las redes sobre Rooney parece obligado debido a lo mucho que admira el juego azulgrana, apostar por un talento como Neymar para el futuro no sería raro para cualquier directivo o contratar a Rossi sería entendido en cualquier círculo, pero Sandro Rosell ya sabe que primero hay que consultar con Guardiola.

Y quizás Pep, si no engaña y ha quedado contento con Villa, solicite un delantero tipo Larsson en la etapa de Rijkaard, un buen jugador de segunda fila que acepte una suplencia más o menos reiterada pero que aporte mucha calidad en los minutos que tenga. Y a ser posible, diferente al trío 'MVP' (Messi, Villa y Pedro) e incluso a Bojan, el cuarto hombre, todos de un perfil similar en cuanto a condiciones físicas. Fernando Llorente gusta. Se le valora su amistad con el círculo azulgrana de la selección, pero incluso su perfil es demasiado alto. Ya tiene un cartel.
Evitar contratiempos

Dando por seguro que con el fichaje del delantero el Barça se ahorrará dinero, la gran tentativa sigue siendo Cesc Fàbregas. No hace falta extenderse mucho tras todo lo hablado hace un año. Nada ha cambiado. El de Arenys quiere jugar en el Barça; jugadores y técnicos azulgrana le quieren en el equipo; y Arsène Wenger no cederá. Su precio, unos 40 millones de euros. Guardiola cree que es una inversión para el futuro porque, aunque costará encontrarle cabida en el once de Wembley, debe ser una alternativa seria a Xavi, que va cumpliendo años, e Iniesta, en previsión de contratiempos.

Y en defensa también se buscará un central en el mercado porque una vez más, como ocurrió en Roma 2009 con Touré Yaya, el Barça ha acabado jugando una final de la Liga de Campeones con un centrocampista en el eje defensivo, en este caso Mascherano. Que el argentino protagonizara una actuación impecable no significa que se vaya a quedar como defensa toda la vida.

Gabi Milito se va y, Puyol pasará por el quirófano para operarse una rodilla. Abidal, que al lado de Piqué impresionó como central, es una opción. Por eso ya está hecho el fichaje de José Ángel, un lateral zurdo del Sporting para reforzar el hueco que deja el francés en esa zona. Suena Shako (PSG) para el centro de la defensa, pero es mucho más posible que Guardiola dé la alternativa definitiva a centrales del filial como Bartra, diestro, y Fontàs, zurdo, sobresalientes todo el año en Segunda División.(eldiariomontanes.es)