El presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro (PSdeG), es una de las figuras emergentes del socialismo gallego, aunque a él le cueste reconocerlo. De la mano del ministro de Fomento, José Blanco, y del alcalde de Lugo, Xosé López Orozco, entró en política en 1993, años de zozobra en el partido que dirigía por aquel entonces Felipe González. Antepone, siempre que puede, su condición de "socialista, católico y del Real Madrid". Busca un segundo mandato y, aunque lo prefiere en solitario, no desdeña la política de pactos con los nacionalistas. Besteiro presume de su buena relación con el BNG en el bipartito que preside desde 2007.
Pregunta. ¿Cómo combate el estrés de la campaña y tanto Madrid-Barça?
Respuesta. (Risas) No voy a polemizar. Estoy orgulloso de lo que soy; socialista, católico y del Real Madrid.
P. ¿Cómo ve las elecciones desde el Pazo de San Marcos?
R. Las campañas son importantes. Nosotros tenemos que hacer valer lo que sabe la gente: que desde la Diputación hicimos muchas cosas buenas. Somos la única Administración que cumplió su programa seis meses antes de concluir el mandato. Intento emular desde la provincia a quien es mi maestro político que es Orozco, uniendo a todos. Orozco me enseñó que hay que reclamar a todas las Administraciones aunque sean de tu mismo color político. Con educación y con respeto, pero siendo contundentes.
P. ¿Es el bipartito de la Diputación un modelo para otras Administraciones?
R. Fue extraordinariamente eficaz. En 2007 me preguntaban si habría problemas en el Gobierno y cuatro años después, ni el primero. No tuvimos un solo lío. No dimos que hablar. Pedimos el respaldo para obtener una mayoría absoluta fuerte, aunque yo quiero tener un espacio de recuerdo para quienes compartieron con nosotros el gobierno. Yo no soy nacionalista y tampoco es mi misión transformar a los nacionalistas en socialistas. Mi misión es resolver problemas y darle a la Diputación un aire distinto, más moderno, más transparente, más participativo y lo conseguimos. Fue un gobierno muy eficaz.
P. ¿Cómo se comparte un gobierno con un partido que apuesta suprimir las Diputaciones?
R. Respeto a los que opinan como yo y a los que no. Fuimos capaces de superar las diferencias para trabajar por la provincia, con respeto pero al mismo tiempo sabiendo lo que tenemos que hacer.
P. ¿Qué piensa usted de las Diputaciones?
R. Respeto a los que piensan que puede haber otro modelo administrativo para gestionar la provincia, pero en cuatro años se trabajó muchísimo.
P. ¿Qué le parece la forma de gestionar Ourense del popular José Luis Baltar?
R. Nunca hago comentarios en clave personal, pero creo que Ourense merece algo mejor. En Lugo y A Coruña [donde hay bipartitos] las diputaciones no estamos por encima de los ayuntamientos, sino a su lado o, si se me permite, detrás, apoyando sus iniciativas.
P. ¿Se puede reeditar el pacto con el BNG?
R. Eso lo tienen en sus manos los vecinos. Yo voy a trabajar para gobernar solo. Que nadie se quede en casa. Que no nos pase como hace dos años en las autonómicas, cuando después hubo gente lamentándose porque no fue a votar. Aquí nos jugamos mucho. La alternativa a los socialistas es el PP, es volver atrás, es el lado oscuro, es lo triste, lo dramático.
P. Lugo no para de despoblarse y envejecer.
R. La realidad en Lugo es que hay pueblos abandonados, personas mayores que no están en la época más productiva. Que haya personas mayores es un triunfo para la sociedad del bienestar pero en torno a esas personas tenemos que articular un modelo de crecimiento con empleos relacionados con los servicios sociales. Es preciso que no abandonen el territorio y tenemos que apostar por el medio rural. Lugo es rural, es campo, pero tiene que ser un campo moderno donde haya explotaciones grandes, donde las explotaciones forestales generen recursos y donde los productos autóctonos tengan una mayor comercialización de la que tienen. Luego también está el medio ambiente. No hay provincia en España que tenga los contrastes medioambientales que tiene Lugo y eso lo tenemos que aprovechar. Yo creo en Lugo y en sus posibilidades.
P. Se le considera un referente de futuro para el PSdeG.
R. Cuando entré en política de la mano de Orozco y Blanco no me marqué grandes retos. Un político tiene que pensar que cuando entra a gobernar queda un día menos para dejar de hacerlo. Esto nos mantiene con los pies en el suelo. Hacer planes a largo plazo no es sano para la salud mental de un político.
P. ¿Qué representa Blanco para Galicia y para Lugo?
R. Creo que José Blanco, con quien me une una gran amistad, se convertirá, con perspectiva, en el político gallego que más hizo por Galicia desde la entrada de la democracia. (elpais.com)