Barcelona, 26 jul (EFE).- Cuando Alexis Sánchez oyó la pregunta durante su presentación, seguramente pensó que eso no le podía estar pasando a él. Nervioso, resoplando, incómodo ante la numerosa presencia de informadores, después del mal rato pasado, sólo le faltaba que le preguntaran por "la maldición del nueve" del Barça.
Él, que llevará el nueve, no manejaba ese dato, como tampoco la inconveniencia de vestir con una camiseta blanca durante su presentación como barcelonista.
Dicen que se lo hizo ver el presidente del Barça, Sandro Rosell, cuando se personó en su oficina para firmar el contrato que lo convertía en azulgrana para las próximas cinco temporadas.
Por eso Alexis saludó desde el balcón de la oficina de Rosell con una camiseta blanca (logo de Armani junto al corazón). Minutos después posó para los fotógrafos con un polo azul (logo de Nike -patrocinador del club- en el pecho).
No fue esa la única sorpresa vivida por el astro chileno. Fue recibido por decenas de compatriotas en el aeropuerto, incluso por un grupo de danza 'rapanui', y se multiplicaron las muestras de adhesión en las oficinas del Barça.
Tras el inesperado espectáculo Alexis admitió que parecía estar viviendo "una película", más que eso, después del 'jet lag' y los vuelos explicó que no sabía ni donde se encontraba.
A todo eso hay que sumar el carácter introvertido del jugador, la sorpresa que le supuso comprobar lo repleta que estaba la sala de prensa reservada para las grandes ocasiones y el desconocimiento de los detalles: el uso del color blanco y la referencia a la 'maldición del nueve'.
En Can Barça, los últimos jugadores que han lucido el número nueve no han tenido una buena salida del club. El último, Bojan Krkic, ha sido traspasado al AS Roma.
El anterior, Zlatan Ibrahimovic (2009-2010), salió por la puerta de atrás después de protagonizar el traspaso más caro de la historia del club.
Antes lo llevó Samuel Eto'o (2004-2009), tan prodigioso como goleador como conflictivo en su relación con el mundo. El camerunés lo heredó del holandés Patrick Kluivert (1999-2004), un portento de clase, pero que incluso llegó a ser silbado en el Camp Nou.
'El pistolero' Sonny Anderson jugó dos temporadas con el nueve (1997-99), marcó 16 goles en 48 partidos, muy poco para lo que se esperaba de él.
Nada que ver con su antecesor como nueve, quien fue uno de los más grandes delanteros de la historia del Barça, Ronaldo Luis Nazario de Lima.
Sólo estuvo una temporada, la 1996-97, pero fue estelar (49 partidos, 47 goles). El vértigo del presidente Jose Luis Núñez y la voracidad de los tres representantes del jugador le llevaron al Inter de Milan.
El bosnio Meho Kodro vistió el nueve azulgrana en la temporada 1995-96. 700 millones de pesetas le costó el traspaso procedente de la Real Sociedad. La destitución de Johan Cruyff finiquitó su continuidad en el Barça.
Kodro fue el primer nueve que llevó ese número fijo. A partir de la temporada 1995-96 se impuso la normativa de asignar un dorsal para todos los partidos, antes se decidía el número en función de la alineación. El delantero centro era siempre el nueve.
Pero el paradigma de 'la maldición del nueve' en el Barça es patrimonio de Quini y de Krankl. Enrique Castro 'Quini'(1980-84), profesionalmente rindió al máximo nivel (101 goles en 178 partidos), pero estuvo tres meses secuestrado (marzo 1981).
Otra víctima fue Hansi Krankl (1978-80), su predecesor como nueve azulgrana. El austríaco (64 goles en 88 partidos) vivió momentos difíciles en el Barça cuando su mujer sufrió un grave accidente de tráfico (mayo 1979).
Y otros futbolistas, que habían llegado bendecidos por una gran hoja de servicios, tampoco encontraron su momento en el Barça con el nueve. Es el caso de los ingleses Gary Lineker y Mark Hugues, el brasileño Roberto 'Dinamita' o el paraguayo Julio César 'Romerito', entre otros.
A pesar de no ser un ariete clásico, Alexis Sánchez será el próximo que llevará el nueve. "Me traerá suerte porque lleva el nombre de Alexis al lado", ha dicho el chileno.
Con el paso de las semanas, seguramente de los meses, Alexis se quedará con las historias de éxito, más que con "la maldición del nueve" del Barça.
La explicarán cómo encandiló al Camp Nou su ídolo Ronaldo, o los goles marcados por Kubala, Evaristo, Mendoza, Eulogio Martínez, César o Mariano Martín, un tipo que marcó 124 goles en 150 partidos en los lejanos cuarenta.
También le introducirán en el mundo culé recordando la clase del danés Michael Laudrup, de Julio Salinas, el goleador imprevisible, o las vicisitudes de Jordi, el hijo de Johan Cruyff. A Johan, 'el profeta del gol', si aún no lo conoce, ya tendrá ocasión durante la temporada. EFE(abc.es)